Marcela Velásquez (24 años) trabaja en casa.
Cuida a su pequeño hijo y realiza las labores correspondientes al hogar. El
salario que recibe es de cero dólares. “Es un trabajo de 24 horas y no hay
descanso” cuenta, para el Banco Central del Ecuador, Marcela pertenece al 20,2%
de la Población Económicamente Inactiva (PEI) según el Reporte de Pobreza,
Desigualdad y Mercado Laboral. Para el Instituto Ecuatoriano de Estadística y
Censos (INEC), ella está por debajo de la línea de extrema pobreza, puesto que
no cuenta con un ingreso que solvente el $1,06 necesario para satisfacer los
requerimientos nutricionales mínimos.
Los parámetros considerados para ubicar a una
persona en la categoría de pobreza son diversos. El Índice Social Comparativo
(ISC) permite evaluar el avance social. Está construido a partir de 19
indicadores sociales: escolaridad, alfabetismo, tasas de acceso a la
instrucción superior, porcentaje de viviendas con agua potable, alcantarillado,
electricidad, paredes apropiadas, entre otros.
Marcela desconoce que ha sido encasillada en
la pobreza gracias al ISC, a pesar de que cumple con 17 de los 19 indicadores.
Sin embargo, la Encuesta de condiciones de vida - Quinta Ronda (ECV) la ubica
en pobreza reciente. Es decir, es pobre por ingresos pero con necesidades
básicas satisfechas, a pesar de no tener una fuente de ingresos tiene acceso a
educación, salud y servicios básicos.
¿Una persona puede estar en la pobreza a pesar de que disfruta de una
relativa comodidad?
La Secretaría Nacional de Planificación y
Desarrollo (Senplades), menciona que los censos no tienen información directa
sobre ingreso o consumo familiar, que son las variables que se utilizan para
estimar la pobreza en los hogares. Aunque
la propia Senplades afirma que estos datos son posibles de conseguir a través del
método de estimación de áreas pequeñas, puesto que sirve para estimar la
pobreza a partir de la ECV.
La Senplades a través del Plan Nacional para
el Buen Vivir 2013-2017 busca la erradicación de la extrema pobreza y la reducción
de la actual incidencia de la pobreza en al menos el 80%. Este objetivo se
conseguirá en 2030, mientras tanto Marcela permanecerá en la pobreza.
La
situación de la Población Económicamente Activa
El
desempleo se ha establecido como uno de
los factores más determinantes de la pobreza. La necesidad de generar
condiciones adecuadas y dignas de empleo, se convierte en un reto para el
gobierno quien busca ser consecuente con las necesidades económicas de la
población ecuatoriana. Relaciones
laborales inapropiadas como el subempleo, se consolidan aún como un elemento
definitivo en el panorama laboral y su posible desaparición es casi nula.
En el
periodo 2006 – 2011 se observa que en el Ecuador el 20,1% de la PEA (Población
Económicamente Activa) se encuentra en condiciones apropiadas de empleo, el
43,2% se encuentra en condiciones inapropiadas de empleo, el 31,6% en
subocupación y el 4,6% en desocupación. Al hablar de condiciones apropiadas se
hace referencia a las remuneraciones que permiten a una familia superar la
línea de pobreza, el acceso a la seguridad social, que tienen una jornada de
trabajo no mayor a las 48 horas semanales, que cuentan con estabilidad
laboral y están dentro del rango de edad
adecuado para trabajar, es decir entre los 18 y 65 años.
El trabajo infantil, una tarea pendiente
Dentro del
Plan Nacional para el Buen Vivir 2013-2017 se contempla la eliminación del
trabajo infantil. La prioridad
es la reducción del porcentaje de niños y niñas de cinco a catorce años
que trabajan y no estudian.
En 2001 el número de niños que trabajaban en
el Ecuador era de 30.133, mientras que en 2010 esta cifra disminuyó a 24.568.
Esta información la proporcionó el Atlas de las Desigualdades Socioeconómicas.
La primera investigación en el país sobre este
tema fue la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil,
realizada por el
Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC). Se aplicó en noviembre de
2012 a 31.687 hogares con hijos entre cinco y 17 años en las 23 provincias del
territorio continental. En esta investigación se consideraron las tareas
domésticas como una forma de trabajo infantil.
Uno de los resultados que arrojó la
investigación fue que el 8,65% de niños y niñas aún trabaja en el Ecuador. El
Gobierno actual informó que en seis años de gestión las cifras del trabajo
infantil disminuyeron del 17% al 6%.
Estos datos a primera vista favorecen al
cumplimiento del objetivo del Plan Nacional para el Buen Vivir, sin embargo,
según el Fondo de las Naciones Unidas
para la Infancia (UNICEF), en estas investigaciones no se toma en cuenta el
valor social y cultural de las familias que asumen al trabajo infantil con un
valor positivo. También considera que existe trata de personas o mafias que están
detrás de muchos niños para obligarlos a trabajar.
Además, en las investigaciones no se toman en cuenta factores
determinantes, por ejemplo en provincias como Loja, según diario La Hora,
el trabajo infantil aumenta en un
30% en los meses de agosto y septiembre debido a las vacaciones de verano y las fiestas religiosas.
Según
Senplades: “Se han realizado esfuerzos para
colocar la problemática del trabajo infantil en el debate de la sociedad
nacional”. En
fechas conmemorativas se evidencian problemas con campañas sociales. Sin
embargo, no
logran iniciar un gran debate público ni generar acciones que logren cambiar
esta realidad.
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